Video - Presencia en la oscuridad

—Ven a jugar conmigo, Lucía... La llamada se cortó abruptamente, dejando a Lucía en un silencio sepulcral. Intentó tranquilizarse, diciéndose a sí misma que debía ser una broma de mal gusto. Pero su intuición le decía que algo no estaba bien. Regresó a su escritorio e intentó concentrarse en sus estudios, pero no podía quitarse de la cabeza la inquietante llamada. Unos minutos más tarde, el teléfono sonó de nuevo. Lucía lo miró con miedo, pero esta vez no contestó. Dejó que sonara hasta que la llamada se desvió al buzón de voz. De repente, las luces parpadearon y la lámpara de su escritorio se apagó. El apartamento quedó sumido en la oscuridad. Lucía escuchó el sonido de pasos lentos y pesados acercándose desde el pasillo. Su respiración se aceleró y sintió que el pánico la invadía. Tomó su teléfono y encendió la linterna, dirigiéndola hacia la puerta del apartamento. Los pasos se detuvieron justo frente a la puerta. Lucía se acercó lentamente, con el corazón en la garganta, y miró por la mirilla. No había nadie. De repente, el teléfono volvió a sonar, esta vez con una notificación de mensaje de voz. Lucía abrió el buzón de voz con manos temblorosas y escuchó el mensaje: —Estoy en tu apartamento, Lucía. Estoy justo detrás de ti. El teléfono se le cayó de las manos y se giró bruscamente, apuntando la linterna hacia la oscuridad. No vio nada, pero sintió una presencia fría y aterradora a su alrededor. Un susurro helado acarició su oído: —Te encontré. Síguenos para la parte 3...